A los que ya hemos vivido muchas décadas –y seguramente todo aquel que tenga la fortuna de llegar a vivirlas- nos gusta recordar la infancia, porque ella resume las experiencias más inocentes y auténticas de nuestra formación. En esa época, de todos los inventos inventados para que la imaginación nos eximiera de vivir la realidad, nos gustaba ser guerreros. Un palo, era una espada justiciera; un trozo de cartón, un escudo; una vara, la lanza audaz a clavar en el corazón del abuso. Después, la adolescencia, los estudios humanistas y la madurez, fueron sosegando aquellos agresivos ímpetus infantiles que se transformaron en conductas éticas y profesionales, sin perder el mismo propósito: honrar la vida y los bienes propios y ajenos. Para seguir en la misma ruta de estas confesiones, todos tenemos dentro del corazón a un guerrero, un paladín que quiere que la sociedad sea perfecta y que los malos no existan; y estamos dispuestos a luchar hasta la muerte, para que la justicia impere sobre la vileza. Pero, la finalidad y felicidad más grande del verdadero guerrero, es la conquista de la paz. ¿Cómo se llega a la convivencia pacífica? Respetando la Constitución y las leyes, cumpliendo sus normas de conducta. Si todos nos conducimos dentro de los preceptos morales, la paz será una realidad cotidiana, convirtiéndose en el escenario donde mejor nos relacionamos. En este escenario, el guerrero luce orgulloso su uniforme, y sus destrezas están en honorable reposo, aunque siempre vigilantes. Los escenarios de la paz se diseñan, igual que se diseñan las estrategias para la guerra. La diferencia es evidente; mientras la primera -la paz- es un deseo nacional, la segunda -la guerra- ocupa siempre a las mentes torcidas de quienes buscan crear situaciones confusas para posicionar la intranquilidad y lograr sus metas, siempre inconfesables, ruines y abyectas. En los últimos 23 años los panameños hemos alcanzado una inestimable cuota de paz nacional, llevando a la arena electoral nuestras visiones de país, y eligiendo en las urnas -en unas cuantas horas- la opción que valoramos como la mejor para que rija el siguiente quinquenio. Esas jornadas de paz y fiesta cívica han sido posibles por la madurez política de los panameños, escudada por la presencia insoslayable de los estamentos de seguridad pública, que rindieron en cada una de las últimas cuatro elecciones y tres referéndums, el tributo más grande que pueda ofrendársele a la paz: defender la democracia. Quienes trabajamos durante los dos últimos años que preceden al próximo 4 de mayo, sabemos que el resultado de semejante desempeño es el diseño de meticulosas estrategias, que contemplan todos los escenarios geográficos y todos los espacios de mar, tierra y aire. Por eso, el proceso electoral debe transcurrir diáfano, seguro y confiable. Para ello cada uniformado, ya sea que vigile como autoridad policial, o que esté presente para proteger a los asociados contra cualquier evento imprevisto, debe tener la actitud y conducirse con una visión imperturbable, que tiene su fuerza en el sentimiento de Patria que ha crecido y se fortalece en su corazón de auténtico demócrata. Sabemos que por una disposición legal, el mando de todas nuestras fuerzas policiales y de seguridad se trasladan al Tribunal Electoral seis días antes de las elecciones y hasta que se proclame al presidente de la república, electo en justa legítima. Es una figura jurídica necesaria para evitar que existan otras voces de mando que se presten a confusiones. Y la norma legal tiene su basamento en la Constitución Política de la República, que establece que este Tribunal Electoral, tiene competencia PRIVATIVA en todo el tema electoral, lo que impide a la Fuerza Pública y a todas las demás autoridades, acatar ninguna orden que afecte las elecciones, que no emane de la institución a quien la suprema norma faculta. Pero, ninguna voz de mando es superior a la conciencia de cada uniformado… nada suple a la honra sublime que habita incorruptible en la determinación que se ha vestido con el uniforme de aquellos que continúan alimentando el sueño justiciero de nuestras infancias. Por ello, debe ser un propósito inútil -y que lo escuchen bien quienes piensan que es posible- debe ser un propósito inútil, dar una orden contraria a las convicciones democráticas. Los hombres y las mujeres que han tomado la decisión de sumarse para garantizar la paz y la seguridad ciudadana, saben que el 4 de mayo, esa paz enfrenta una de las ambiciones más peligrosas de la especie humana: el poder. Saben también, que en democracia el poder no se toma por la fuerza; en democracia, el poder lo concede el pueblo. Y lo hace en forma pacífica, con uno de los actos más sublimes de la paz: depositar su fe y esperanza, en forma de voto, en una urna, que es sagrada. El Patio de Armas de la democracia está aquí, en el Tribunal Electoral; sus soldados, ustedes, hombres y mujeres de uniforme. Imaginen la Bandera Nacional acariciando las yemas de los dedos de cada elector, cuando deposita su voto en cada urna, de mar a mar y de frontera a frontera. Ustedes estarán allí; sus ojos y sus corazones serán testigos de cuánto ha crecido la convicción y el sentimiento democrático en Panamá, y de la fe que los panameños tenemos en nuestras instituciones electorales. Ya no son, ni serán una policía dócil y al servicio de las ambiciones desorbitadas por el poder. Sean parte efectiva el próximo 4 de mayo, y abonen a la memoria de nuestras elecciones otra jornada transparente, donde el uniforme, la fatiga y la integridad de los miembros de la Fuerza Pública, vuelvan a ser los héroes, junto a los más de 40 mil funcionarios electorales y los casi 2.5 millones de votantes. Ya hicimos el Análisis de Situación y diseñamos el Esquema de Operaciones, identificando las posibles situaciones riesgosas o de peligro que, de materializarse, pudieran afectar el Proceso Electoral de 2014. Es así como de manera muy detallada y minuciosa se ha diseñado el Esquema de Operaciones de Seguridad Electoral, que neutralizará y mitigará cualquier peligro, procurando que tengamos un Proceso Electoral tranquilo y seguro. Terminada la fase de planificación, a partir de hoy empieza a funcionar el Puesto de Mando Electoral Interinstitucional, en donde están presentes todas las instituciones involucradas en el seguimiento y ejecución del Plan de Seguridad Electoral. Esta semana iniciamos el monitoreo del movimiento de personas y utilería electoral hacia los puntos más alejados de la geografía nacional, para que el 4 de mayo esté todo en posición. Y según nuestros cálculos operacionales, antes de que anochezca el 4 de mayo, se le estará comunicando al país la tendencia electoral de las urnas, para dar a conocer de forma preliminar, quién es nuestro nuevo Presidente. Y 72 horas después de cerradas las urnas, se espera que como en todas las elecciones desde 1994, la Junta Nacional de Escrutinios proclame oficialmente esos resultados. En tiempo record para el continente americano y cuidado que para el mundo. También esperamos que los perdedores acepten con hidalguía, como en las cuatro elecciones anteriores, el resultado que el pueblo expresará en las urnas. La semana siguiente a las elecciones iniciaremos el redespliegue por tierra, aire y mar de todos los contingentes despachados, confiando en el generoso poder de Dios de que no haya novedades y que, sanos y salvos y con la satisfacción del deber cumplido a cabalidad, nos reintegremos a nuestras familias y actividades cotidianas, pudiendo decir que hemos escrito, con mucho orgullo, otra hoja honorable de nuestra historia democrática. La orden es mantenernos alerta; pendientes para proteger a toda costa la vida, honra y bienes de todos los involucrados en el Proceso Electoral. Que cumplamos y hagamos cumplir la ley como es nuestro mandato constitucional, y que no queden dudas sobre la actuación de ninguno de nosotros, en materia de profesionalismo e imparcialidad electoral, únicas guías de nuestras medidas de seguridad en todo momento. Y como no hay otro llamado más hermoso que el que nos hace la Patria, caminemos juntos, íntegros y firmes, obedeciendo una sola voz de mando: la de la Constitución Política de la República y la de nuestra conciencia democrática porque,La Patria la hacemos todos. Muchas gracias.