Este espacio público en el que nos encontramos, estimula la imaginación… ¿Estamos en una ruina, o en una obra en construcción?  La persona optimista y positiva asegurará que estamos edificando.  Por ello, este es el espacio ideal para el desarrollo de la democracia, como forma de convivencia  libre y  solidaria entre congéneres iguales. ¿Tienen las mujeres similares posibilidades de participar en la política que los varones?  La realidad que vivimos hoy admite oportunidades  de mejorar nuestra democracia, garantizándoles el ejercicio del derecho a ser representadas, así como a estar presentes, participando activamente en los espacios de toma de decisiones.La piedra angular sobre la cual se cimienta nuestra democracia es la frontera que delimita y separa  los poderes públicos, para que se pesen y equilibren evitando los abusos. La humanidad tiene derecho al asombro, y no perderá  su capacidad de sorprenderse ante aquello que le indigna. Como todo lo que se descuida se corrompe o se pierde, no hemos de extrañarnos que la gente despierte para cuidar y darle mantenimiento a la democracia, tras casi un cuarto de siglo de estar funcionando. La sociedad anda como un sistema autorregulado que genera correctivos propios que la enrumban cuando su curso es presionado fuera de su azimut. Por ello el sabio refranero popular reseña que “quien se fue de su villa, perdió su silla”. Igual ocurre con los espacios de poder, porque NO se quedan vacíos. Si los límites entre los órganos del Estado se van desdibujando y se pierde la separación práctica entre ellos, la sociedad así lo reconocerá y ocupará, de facto,  el lugar del freno que confina ese poder que se ha concentrado en una amalgama absoluta. La democracia no es un sustantivo, no es solo y simplemente el nombre que le damos a una forma de llegar al gobierno. ¡NO!La democracia es verbo. Verbo que se conjuga en presente. Es acción, que como el arte y el deporte, se practica diariamente para perfeccionarse.  Se vive como realidad, con aspiraciones de ideal. Se ubica antes en el espíritu, que en la materia; previa en la voluntad, que en el instinto; primero en la razón, que en la manía.La democracia conduce al orden que organiza el caos; sin ella, habrá desorden.  Con ella, se forma el gobierno que genera gobernabilidad para gestar políticas públicas. Pero la democracia es mucho más que simple gobernabilidad.  Esta es, a secas, la posibilidad que tiene un gobierno de hacer lo que quiere.“Ten cuidado con lo que deseas, porque podrías conseguirlo”dice otro refrán popular. La gobernabilidad que anhelan los gobiernos tiende a distanciarlos del pueblo que los eligió. Por esa misma razón, el querer del gobernante tiene que estar subordinado al interés de la ciudadanía. Gobierno que entiende que es el mandatario llamado a obedecer al mandante, que le otorga un poder para actuar por un tiempo limitado consultando dinámicamente con su poderdante, mediante un proceso de diálogos argumentativos en un parlamento deliberativo, sea en un espacio físico o cibernético, produce lo que la sociedad civil le reconoce como gobernanza o gobierno de buenas prácticas destinadas a eliminar las discriminaciones y desigualdades sociales. La gobernanza –y este concepto guárdenlo, porque es un próximo paso en la evolución democrática- la gobernanza, decía, es el efecto de un buen carácter, que ha sido formado practicando conductas éticas que siguen los dictados de las virtudes cardinales, que anticipan desde lejos las consecuencias de los comportamientos realizados con prudencia, distinguiendo las necesidades reales de las creadas, alejando la temeridad y cumpliendo el dictamen superior de la justicia. El gobernante justo es el que atiende la voz de la ciudadanía; de lo contrario, el pueblo que no es escuchado le gritará y se hará oír. Por ello,  como a este lugar -que hoy se construye para ser recipiente sagrado de la voluntad soberana del pueblo- vinimos  a escuchar el arte de la melodía como acicate humanista, propongo que continuemos deleitándonos con PAISAXE, mientras acariciamos el acierto de una especie que ansía  vivir en democracia, para ser feliz.