El regocijo de esta tarde no tiene precedentes en la historia electoral panameña. Saber que la honradez y la dignidad se enarbolan como estandartes electorales para -institucionalmente- dejarle saber al país, que el Tribunal Electoral cuenta con el respaldo de las academias donde se forman nuestros hijos y hablan las sabidurías, es un apuntalamiento que no dejará dudas sobre el compromiso con la transparencia, ya no solo nuestra, sino de estas entidades panameñas que resguardan los principios más representativos de las conductas éticas. Que los rectores de las  universidades que operan en el istmo como formadoras y difusoras de valores deontológicos, consignen su participación comprometiendo entitativamente su apoyo al Tribunal Electoral, augura que no habrá treta posible que empañe las elecciones de mayo próximo. Este regocijo, estas calificadas  firmas que hoy comprometen con tinta indeleble que la democracia es defendida por los centros de educación superior  más importantes y prestigiosos del país, es el preámbulo de importantes desempeños donde profesores, administrativos y el estudiantado universitario, certifican que ellos serán protagonistas de las jornadas del 4 de mayo, donde se hará honor, en institucional respeto, a la decisión electoral del pueblo panameño. La academia panameña dice presente para el 4 de mayo, junto a la sociedad civil, recibir y contar los votos de todos los compatriotas para decidir ellos, quienes son los depositarios mayoritarios de la voluntad popular, y proclamar a los ganadores. ¿De qué se trata todo esto, apreciados rectores?Se trata de enviar un mensaje claro a quienes piensan que 25 años de pulcritud democrática en las urnas, pueden mancharse con algún cacareo trasnochado. ¡Qué vergonzoso es que el guerrero vaya a la arena, y antes la enlode, para después poder justificar un posible resultado adverso! Que se sepa, y que se sepa bien claro. A esta institución le compete ser juez imparcial, para que su honor siga creciendo como el pilar más importante de la justicia democrática. Y una afrenta falaz -como la recientemente enunciada por voces agoreras- no hace mella en las corazas armadas a fuego de fragua institucional, con miles de herreros que hacen de cada mazazo y cada atizada un acto sublime de fe democrática. Es muy triste el espectáculo de afirmaciones tenebrosas en boca de un  gladiador pusilánime; ese que piensa que perderá, antes de pisar la arena. Mientras sus afanes oscuros se delinean mejor frente a la dignidad y el valor… tal vez no sepan ni siquiera de qué se trata una justa honorable.Me gusta esa frase -célebre entre las célebres- que señala que, “de todos los excesos, el único permitido es el exceso de gratitud”.Promulgo aquí la gratitud de mis colegas magistrados; la de los más de 2 mil servidores de la democracia del TE.  y la mía propia, serena y feraz, porque esta manifestación del Consejo de Rectores de Panamá, mueve una ola gigantesca de certidumbres electorales, para apagar la llama inicua y malintencionada de los agoreros que no pueden convivir en una democracia igualitaria, por ser ajena a su entendimiento y  sentimientos. Muchas gracias.