El ideario social panameño es uno de los más ricos del continente.Nuestras instituciones, cuando existen, muchas veces sobreviven en precarias condiciones físicas, demostrando que es la conciencia colectiva y sus esfuerzos conceptuales, los que sustentan la existencia de la institucionalidad, aunque ella deba apoyarse indefectiblemente en lo material.Señor Presidente, usted es el quinto Presidente de la República que conoce de los anhelos del Tribunal Electoral de contar con una sede propia y el único que ha concretado el apoyo necesario para colocar la primera piedra, símbolo del inicio de la obra. Por ello agradecemos y reconocemos a usted y a su administración, el apoyo para lograrlo y estamos seguros que nos honrará con su presencia cuando la obra finalice antes de dos años.Los que hoy ponemos esta primera piedra sólo somos los representantes de un largo sueño de fortalecer la institucionalidad del Tribunal Electoral con un edificio que represente dignamente ese ideal social nuestro, identificado en nuestras creencias, nuestras actitudes morales, nuestra democracia perfectible y la fuerza unificadora que nos impulsa como Nación.Haberlo alcanzado hoy, a los a veinte años y en el inicio de la tercera década de lo que podemos llamar la Segunda Era de nuestra democracia, sólo es coincidente; aunque representa un súmmun después de 4 elecciones y 3 referéndums ejemplares, de las cuales todos los panameños nos sentimos orgullosos por el nivel de transparente eficiencia logrado en la llamada “democracia procesal”. Esta primera piedra que colocamos también representa el reconocimiento gubernamental a la tesonera labor de perfeccionar nuestra institución, dotándola finalmente del espacio físico donde realizar las tareas que al final, se convierten en la plataforma sobre la cual descansa nuestra democracia: la pulcritud de los procesos electorales.El quehacer diario del Tribunal Electoral es realizado por funcionarios motivados por esa orgullosa conciencia institucional que forma parte de la tradición cultural, con que construimos la Nación día a día, bajo el lema “La democracia la hacemos todos”. Esta primera piedra es también una mirada visionaria hacia la construcción de un espacio urbano que represente la institucionalidad del Estado Nacional. No es por eso de extrañar la coincidente ubicación del custodio de la democracia, en el umbral de lo que será la creación de una ciudad gubernamental que brinde al ciudadano todas las facilidades para las múltiples gestiones que requiera de la administración pública. Este edificio debe ser el primero de un complejo urbanístico gubernamental, que no sólo reconozca finalmente al funcionario su derecho a trabajar en espacios dignos, sino que concentre en un sólo destino, la gestión de múltiples trámites. La cercanía de la Terminal de Transportes hace que el área elegida sume la virtud de la accesibilidad, condicionante vital para el panameño de a pie. Y al concretarse la magna obra de este gobierno que los panameños esperamos con ansias, la construcción del metro de la ciudad, que planifica su terminal en la vecina Albrook, tendremos en este mismo lugar donde ahora estamos, la primera estación del sistema. Construir en el área revertida es otra aspiración alcanzada. Los espacios que antes fueron de vocación militar y control extranjero, van cambiando esa función por otras más humanistas, como ya lo es la Ciudad del Saber, la Corte Suprema de Justicia, varios colegios parques y ahora, esta edificación que representa uno de los sustratos físicos de la democracia panameña.El edificio que cobijará tareas vitales para la vida nacional ha sido diseñado contemplando la tradición arquitectónica para este tipo de obras; la más importante, la proporción áurea euclidiana. Partiendo de este principio que representó para los conjuntos arquitectónicos del Estado Griego una condición de los espacios urbanos, se han concebido con amplias plazas y jardines, que separan los tres edificios principales de la obra, representando cada uno, uno de los poderes del Estado, de donde provienen cada uno de los Magistrados que integramos este Tribunal.Amplios estacionamientos, fáciles accesos techados desde el transporte público, funcionalismo en la interacción departamental, fácil lectura de las señalizaciones para el usuario, y comodidad para el funcionario. Gran parte de la dotación de servicios públicos del conjunto es expuesta, cumpliendo con los parámetros de la arquitectura ambiental, mientras que la sencillez institucional se representa en la ausencia de lujos, como lo es el acabado rustico de paredes y a llana de los pisos, sin caros mosaicos, cerámicas, mármoles o pintura. El uso de tejas, amplios aleros e importantes alturas hacen referencia a la arquitectura colonial y canalera, ejemplo de soluciones tropicales que deben ser más estudiadas en nuestras aulas de diseño arquitectónico.El alumbrado y los aires acondicionados funcionarán por secciones, permitiendo grandes ahorros de energía; células electrónicas encenderán las áreas de circulación, solamente cuando sea necesario. El agua de nuestros proverbiales aguaceros se recogerá para regadío por goteo, y los sanitarios serán de bajo flujo, para mayor ahorro de agua. Damas y Caballeros. Cuando concluya esta obra en menos de 22 meses, 1160 funcionarios ocuparán sus instalaciones que tendrán un potencial para alojar 350 más en el futuro. Contará el edificio con 273 estacionamientos subterráneos y 250 a nivel de calle, lo que hará el trabajo de los sacrificados y abnegados funcionarios de nuestra institución, más digno, cómodo y eficiente. Esto es importante señores, porque la Institución Tribunal Electoral es en suma, la ecuación que conjugan todos y cada uno de los funcionarios que en él trabajamos. Una plataforma arquitectónica eficiente es un facilitador insustituible para las tareas institucionales, y aunque el Tribunal Electoral las ha cumplido hasta ahora sin ninguna comodidad física, con instalaciones dispersas en más de 10 Edificios alquilados en la ciudad, a un costo de arrendamiento anual de más de B/.850.000.00, agradecemos la feliz ocasión de este acto, que señala el inicio de una era donde la responsabilidad institucional sigue perfeccionando su compromiso ciudadano, mientras los panameños caminamos con la certeza de que nuestra democracia, si bien es una bandera feraz de nuestra convivencia, que ondea orgullosamente en el cielo nacional, será también de ahora en adelante, un hito referencial para nuestro entorno citadino. En nombre de mis colegas Eduardo Valdés Escoffery y Gerardo Solís, así como en el de todos y cada uno de los funcionarios que integramos esta orgullosa institución, os damos las más emocionadas gracias por acompañarnos en este momento feliz de la democracia panameña. Muchas gracias.