Buenos días: Amigo como soy de la informalidad, y habiendo sido honorablemente honrados todos los miembros de la mesa principal, dirijo mi saludo a ustedes que son el corazón por el que palpita la tinta que va a llegar a los capilares más extremos, más distantes por donde brotara a través del sistema digital o análogo en sus respectivos países, aquello que hará posible que nosotros veamos a los invisibles. Los invito hoy, en esta mañana a alzar la mirada y a detenerla en el lema de esta Conferencia: “Regístrame, Hazme Visible”. Es un llamado, es un clamor, y estas palabras mucho más que un lema atractivo, llaman a una reflexión. La primera reflexión es acerca de quién pronuncia estas palabras. Son los niños y las niñas que nacen y viven aunque sea un instante desprendidos del claustro materno, y que exigen se deje constancia de su existencia; son el clamor de los excluidos, de los miles de niños, niñas y adultos que viven sin existir, que no están dejando huellas porque no están registrados y por aquellos que ya se fueron y que no las dejaron porque nunca fueron registrados. Los organizadores de esta Conferencia le han puesto rostro a este clamor con las historias de vidas que han pedido a cada país que traigan para compartir con nosotros. Estas son historias de éxitos que muestran a seres humanos reales, pero todos sabemos que todavía quedan muchos que no están registrados y no aparecen en estas historias. Hay muchos José que todavía no conocemos y tal vez nunca lleguen a ser parte de ellas.La segunda reflexión es acerca de a quién claman todos ellos por ese derecho al registro oportuno de nacimiento. En principio, en primer lugar, a sus padres, a los registradores civiles , a los órganos del Estado, a las instituciones públicas, a las organizaciones internacionales y más allá de ellas, a ustedes, a nosotros, todos tenemos una parte de responsabilidad en esta tarea, todos nosotros, oficiales de estadísticas, maestros, legisladores, médicos, enfermeras, parteras, jueces, comunicadores sociales, funcionarios públicos, todos a quienes se nos presente en algún momento una persona sin identidad legal. Ya pasó el tiempo de decirles únicamente vayan al Registro Civil y regresen a continuar su trámite una vez esté registrado. Muchas veces a estas personas el dinero no les alcanza para llegar a hacer un trámite y mucho menos para pagar una multa que se le impone por no haberlo hecho a tiempo. Cada uno de nosotros debe ir más allá, debe comprender que no basta con sugerir y documentar, hay que asegurar la inscripción oportuna de estos nacimientos. El lema de la Conferencia nos lleva a recordar que hoy estamos reunidos aquí para renovar un compromiso, para renovar una vocación, con la mística que nos lleve a cumplir una meta: eliminar el subregistro para el año 2015.Hoy inician una jornada en nuestro país de revisión de estrategias y de políticas, de buenas prácticas y de experiencias exitosas en la región. Hoy están reunidos aquí en Panamá en este Salón, todos los ciudadanos de América Latina y del Caribe y los miembros de las organizaciones internacionales comprometidas con este tema.En agosto del 2006, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización de Estados Americanos(OEA) firmaron un Memorándum de Entendimiento para la Cooperación en materia de Registro Ciudadano, con la idea de difundir buenas prácticas y crear conciencia sobre la importancia de que los países cuenten con sistemas eficientes que permitan lograr un registro de nacimiento universal, gratuito y oportuno en América Latina y el Caribe. A este esfuerzo se ha unido Plan Internacional y gracias a ellos, estamos en Panamá celebrando esta Segunda Conferencia Regional para América Latina y el Caribe sobre el Derecho a la Identidad y al Registro Universal de Nacimiento, cuyo eje central será sobre aquellos más excluidos y a los cuales los Estados aún no hemos logrado garantizarle ese registro de nacimiento oportuno. Ya está más que probado que la inscripción de nacimientos es la primera puerta que debemos abrir al nacer, es la puerta que nos otorga un nombre, una nacionalidad, un número de identidad, la que nos permite gozar de la protección del Estado, a ser contados en las estadísticas demográficas y a ser tomados en cuenta, la que nos permite reclamar nuestro derecho a la salud, a la educación, a la cultura y al ejercicio de la democracia a través del sufragio. Es la puerta que puede sacarnos de la pobreza y del anonimato. Y recuerdo una de estas historias. Una persona que no fue registrada sino hasta mucho tiempo después de su nacimiento, me contaba que caminó descalzo horas diariamente para educarse, descalzo, y llegó a la posición más alta a la que puede aspirar y distinguir a cualquier jurista, fue Presidente de la Corte Suprema de Panamá, y hoy día vive de vuelta en la comunidad humilde, en la montaña donde nació.Eso demuestra que cualquier ciudadano que logre ser registrado, que logre acceso a los derechos solidarios, tiene oportunidad de hacer una diferencia porque hoy todavía sigue activo en esa montaña, trabajando para mejorar las condiciones de muchísimas personas que logran contacto con él. El problema es que un niño o una niña al nacer no pueden abrir esa puerta, por sí mismos no lo pueden hacer, la puerta debe ser abierta por alguien; en primer lugar, diríamos, por su madre, su padre, cuando le dan un nombre, cuando le dan un apellido al nacer. Pero, qué pasa cuando los padres no saben cómo abrirla, no sabe siquiera que esa puerta existe. En el caso de los más excluidos, no saben cómo buscarla, y si la encuentran, la misma está cerrada con las llaves del desconocimiento, de las condiciones de dificultades extremas, como la pobreza, la lejanía, la discriminación o problemas migratorios, e incluso, hasta el miedo de ser encontrados porque son víctimas de violencia. Cuando los padres tampoco han entrado por esa puerta, heredan esa ignorancia a sus hijos; dos generaciones que no son registradas. Entonces, es deber de los Estados, de la sociedad y de todos los ciudadanos asegurarnos que esa puerta del Registro Universal, Oportuno y Gratuita, que sea abierta y que sea fácil de encontrar. Todos debemos trabajar sobre esas políticas públicas encaminadas a establecer acciones positivas y afirmativas concretas para permitírsela abierta a todos. En estos dos días, ustedes que son los expertos, los más reconocidos técnicos de la Región van a trabajar sobre ese propósito, cómo lograr estrategias y políticas que nos permitan cumplir esa meta. En Panamá, Sharon de Dumanoir la Directora Nacional del Registro Civil de las personas, que abraza apasionada esa mística de sus colaboradores del Registro Civil, me hace garantizar que nosotros vamos a lograr ese objetivo al 2015. Estoy seguro que a través del Consejo Latinoamericano y del Caribe de Registro Civil, Identidad y Estadísticas Vitales ( CLARCIEV), toda América Latina también lo hará. Muchas gracias. Gerardo Solís Magistrado Presidente Tribunal Electoral