Una retrospectiva sobre el surgimiento y evolución de las festividades carnestolendas en Panamá, fue presentada por la renombrada historiadora Ana Elena Porras en una conferencia denominada “El Carnaval, nuestra mayor fiesta popular”. En esta vigésima jornada del Viernes Cultural, organizado por el Tribunal Electoral, a través del Centro de Estudios Democráticos, brindó a sus colaboradores la oportunidad de conocer aspectos ignorados sobre la mayor  farsa y el jolgorio que celebran  los panameños desde principios del siglo XX. Desde una perspectiva antropológica, social y cultural, Ana Elena Porras sustentó que el carnaval es una representación jocosa, donde se dan diversas manifestaciones artísticas  que disfrutan tanto nacionales  como extranjeros. Explicó que desde sus inicios, en Panamá, los carnavales fueron  considerados como una válvula de escape, a través de la cual la gente olvida, por unos días, los problemas cotidianos,  descontentos y sinsabores. “El pueblo se olvida de sus penas para volcarse a la farsa, la alegría, y hasta para practicar ciertas conductas licenciosas”, señaló. Agregó que en su evolución, el Carnaval ha sido influido por el neoliberalismo, transformándolo de una festividad cultural popular en una netamente comercial. “Ya no es el  carnaval del pueblo; lo han convertido en un espectáculo mediático, más para los turistas que para los panameños”, puntualizó la historiadora. En este sentido, Ana Elena Porras defendió el derecho del pueblo a celebrar y disfrutar de unos carnavales autóctonos, en los que se mantengan las tradiciones y personajes tales como  Domitila y Tiburcio, la muerte, los resbalosos, las máscaras, los diablos, las polleras, las comparsas, los dragones chinos, los bailes y expresiones afrocaribeñas, entre otras que distinguían a los carnavales de antaño. Finalmente llamó la atención de las autoridades de turno para que rescaten esta parte del folclor popular que tenía el carnaval de Panamá, y se deje de copiar modelos extranjeros,  especialmente del Brasil. Es importante que se haga un alto y se ponga el carnaval en manos de un ministerio de  cultura, que le devuelva el valor, vistosidad y la tradición que tenía. “Que sea organizado por folcloristas, historiadores, investigadores con experiencia, y no por personas inexpertas, que han convertido al carnaval en una fiesta improvisada y mediocre, concluyó Ana Elena Porras. El evento contó con la presencia de la magistrada suplente, Myrtha Varela de Durán, el director y subdirectora del Centro de Estudios Democráticos, Carlos Díaz y Carmen de Cárcamo, y colaboradores de la institución.