Dr. Heriberto Araúz Sánchez. 

Distinguidos colaboradores:

Os doy la más afectuosa bienvenida a vuestras labores habituales. Sabemos que no ha sido fácil lo que el mundo y el país han vivido en los últimos meses como consecuencia de esta pandemia. Hemos pasado momentos difíciles, especialmente porque los seres humanos no estamos acostumbrados a vivir los niveles de confinamiento obligatorio ordenado y por tanto tiempo, lo que sin duda genera preocupación, incertidumbre y afectaciones psicológicas, emocionales, económicas, familiares y sociales.

Nos solidarizamos con el dolor de los funcionarios que han perdido familiares o a un ser querido, así como aquellos que están padeciendo la enfermedad a causa del virus. Los Magistrados hemos dado seguimiento diario a los casos identificados y brindado todo el apoyo que está a su alcance. 

Hemos adoptado responsablemente todas las medidas que las autoridades de salud han recomendado para hacerle frente a esta pandemia y minimizar los riesgos de contagios, por la cual se ha aprobado un Protocolo que tenemos que cumplir todos los funcionarios, sin excepción, al pie de la letra. Hemos instruido a la Dirección de Recursos Humanos para que divulgue periódicamente dicho protocolo y demás medidas aprobadas. 

Por otra parte, para hacerle frente al problema, el Pleno decidió establecer jornadas de trabajo con horarios escalonados y rotativos para asegurar el distanciamiento de los empleados y evitar las aglomeraciones en las oficinas; el teletrabajo como medida excepcional en casos que se justifique; días laborables alternos, entre otras medidas.

Hemos adoptado y adoptaremos todas las medidas que sean necesarias para proteger la salud y la vida de cada uno de nuestros funcionarios, sin embargo, debo ser enfático en afirmar que el principal responsable para enfrentar esta batalla contra el virus, somos cada uno de nosotros en nuestro ámbito de trabajo, familiar y personal. Tenemos una responsabilidad colectiva, pero, sobre todo, personal, y mientras no haya medicamentos ni vacuna no podemos bajar la guardia. 

Les agradezco la abnegación, responsabilidad y mística de trabajo demostrada en el ejercicio de sus tareas diarias a fin de seguir brindado un eficiente y rápido servicio a la comunidad. 

Que el Señor Todopoderoso nos proteja e ilumine en estos momentos difíciles que atraviesa la humanidad.